15 de mayo de 2011

Nimrod y Jonás (El Despertar)



Jonás se despertó en Entremundos, muy cansado. Su cuerpo pesaba como una catedral y sus ojos eran puertas de bisagras oxidadas, le costaba un mundo abrirlos. Era la primera vez que se sentía perdido en un viaje a Entremundos, muy perdido.

Las paredes de la habitación, blancas y rugosas, estaban totalmente desprovistas de ornamentos, excepto por un calendario que mostraba los meses de Mayo y Junio bajo la fotografía de un bosque de mil verdes y un sol zanahoria que parecía achatarse. Quería levantarse y averiguar qué demonios hacía de nuevo en Entremundos, no recordaba nada, solo se sentía triste y confuso como un día de clima inestable. Hizo un gran esfuerzo para levantarse de la cama mientras la luz clareaba las paredes y su cabeza. No quiso mirarse al espejo ⎯de momento⎯, no le apetecía enfrentarse al rostro desconocido que le iba a devolver. Jonás sabía que esto tenía que suceder algún día. En los anteriores viajes siempre había llegado íntegro como individuo pero esta vez estaba seguro de que se encontraba dentro de la mente de un cuerpo que no era el suyo. La sensación era tan extraña, todo le era desconocidamente familiar: la ropa, el armario, el pasillo... Tenía que dejar de asombrarse de este baño en extrañeza y empezar a actuar con determinación, esa era su prioridad sino quería ser descubierto por el habitante y dueño del cuerpo y mente usurpado.

Buscó en los rincones de esa mente su nuevo nombre y le congratuló descubrir que era Nimrod, como el vigoroso cazador de las Tierras Azules. Jonás improvisó las rutinas diarias de Nimrod, saltándose muchas de ellas; en este estado de aturdimiento sería difícil que llegara a descubrirlo pero tenía que aprender todos sus hábitos con solícita urgencia. Así que se puso a enlazar como le había enseñado Bohemundo; y mientras con cierta torpeza movía el cuerpo de Nimrod, trabajaba en esa prioridad.

Nimrod era un caos, no tenía ninguna costumbre afianzada y cualquier día de su vida era distinto hasta en los detalles más elementales. Sin embargo, parecía ser muy concienzudo en las labores que desempeñaba. Jonás se preguntaba cómo lo conseguía, tal desastre de hombre no podría concentrarse en ninguna tarea más de tres minutos seguidos. Pronto hallaría la respuesta.

Dejó que la voluntad de Nimrod eligiera su desayuno. Y ésta escogió beber agua fría de la nevera en primer lugar, después dos galletas de avena y por último una infusión de regaliz. “Donde me he metido”, pensó Jonás. La cocina estaba limpia como un cielo de verano, ni una sola mancha visible, pero el cajón de los cubiertos parecía un bazar de liquidaciones. Todo en Nimrod era extraño, contradictorio. Jonás decidió quedarse en segundo plano, seguro de que iba a ser mejor observarlo y dejarle hacer que intentar tomar el control apresuradamente. Cambió de estrategia y se dedicó a enlazar los tenues hilos que ovillaban el pasado de Nimrod mientras que como un espectador atendía a todo lo que los sentidos de ese cuerpo le revelaban.

Nimrod, aún adormilado, no se percató de la invasión. Vertió seis cucharadas de azúcar en la infusión de regaliz y, sin remover, se la tomó de un tirón. Dejó la taza sobre la encimera y se dirigió al baño. El agua casi le quemaba la piel pero eso parecía encantarle, se quedó al menos un cuarto de hora bajo el chorro continuo de la ducha y no llegó a usar jabón. Se secó, se vistió con ropa cómoda y salió a la calle.

Jonás confirmó lo que creía: era un tipo muy extraño. Quizá debería quedarse agazapado en la retaguardia más tiempo del que estimaba. De momento, seguiría observándole.





3 comentarios:

  1. Quizás deberíamos seguir el ejemplo de Jonás. Observar más antes de actuar. Me gusta visitar Entremundos y perderme en sus espacios. Gracias Don Rove. ¡Genial!

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  2. No entiendo bien aún por qué le dijiste que no volviese... la verdad, Nimrod es muy muy interesante y como dice MAMATERE, me gusta que Jonás haya decidido observar para coger perspectiva, esa opción me interesa... es interesante salir de nosotros mismos y observar (todo es distinto así).

    Guauuuuuuuu Rovedemisentretelas, te haces de rogar pero cuando vuelven tus letras ......... guaaaauuuuu (ladro como una perrilla jajajaja).

    Besos y te sigo de cerca, nene, porque yo ... soy .. tú... ¡ea!

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  3. Me encantan tus metáforas y forma de describir... lo de la cocina limpia como el cielo de verano... me gusta mucho... ni me había imaginado algo tan limpio¡¡¡¡¡ jajajaja.

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