¿Quién disparó? Encinto creyó haber sido él (no había nadie más allí) pero eso era imposible... ¿Cómo?
Después de un sonido semejante a un chascar de dedos, multiplicado por mil, el diminuto tren de la muerte recorrió el oscuro túnel hasta su destino. Pero no paró allí, lo atravesó.
La imagen era nítida:
Un arma corta, de la longitud de un monosílabo.
Un dedo apretando el gatillo de la letra “N”.
Un proyectil atravesando el cañón de la “O”.
Un corazón.
Una minúscula e incandescente estrella fugaz cayendo sobre mantequilla.
A Encinto le mató un “NO”. Después se negó a sí mismo y se volvió errante y errante. No quiso pensar en nada más.
Ya nada volvería a ser como antes.
Percibió la pausa rítmica de su corazón y le prestó la urgente atención de una herida, después de una diástole casi rebosada no llegó sístole alguna. Un hogar deshabitado. Su corazón quedó vacío y quieto como una noria al acabar las fiestas.
El color de su rostro ansió descontrolado vestirse de blanco como una novia, al tiempo que una niebla artificial, carente de humedad, erraba su visión como un mal enfoque.
Su esperanza en cambio quiso vestirse con elegancia y se vistió de negro.
Encinto, que ya se había dado por muerto, se descalzó y comenzó a andar. Caminó sin zapatos, sin sangre, sin sentido y sin esperanza, pero caminó. Y se fue más allá, mucho más allá.
Descubrió la virginidad del sentido del tacto en la piel de las plantas de sus pies, tanto tiempo apartados del sentido puro por la sobreprotección de los zapatos.
-Los muertos no necesitan zapatos, los muertos necesitan sentir la tierra.- Se dijo.
-Quizá mi corazón no quiera latir pero mis pies sienten cosas nuevas: todas las texturas que les fueron camufladas: Rugosidades, lisuras, irregularidades, piedras afiladas, tierras húmedas, cantos rodados, hierbas secas, alquitrán, aceras, pinturas...
Encinto caminó. Y a cada paso sus piernas, convertidas en tijeras, cortaron el viento quieto y la materia común de todo lo que existe. Y así, caminando sin descanso, le hizo un corte a la realidad por donde pudo ver la brillante ciudad de Járiga.
Miró a través del reciente corte con difunta curiosidad. - ¡Járiga!... ¿Cómo puedo conocer su nombre? -Se preguntó. Y quiso caminar por dentro como la sangre, directo al corazón, hacia El Amaraun, el palacio de La Tejedora, La Niña-Reina.
¿Sabes? Creo que ese NO como un disparo que mata a Encinto, en realidad lo que hace es que se sienta VIVO. A veces necesitamos algo o a alguien que nos despierte de este sueño en el que creemos vivir, para poder sentir nuestro cuerpo en contacto con todo lo que le rodea y con todo lo que es en sí.
ResponderEliminar¡Afortunado él! Despertó y caminó...directo al corazón...
¡Aaay, Rove, Rove! Me gusta ¡¡¡Siiii!!!
Un si y un no son un punto de inflexión para todos. Lo que es más complicado es vivir después de morir, volver a sentir cómo fluye la sangre, y aún mejor, ser sangre.
ResponderEliminarEl palacio de la tejedora, la Niña-Reina, debe ser como un campamento base, en el que, incansable, ella nunca muere, recordando al que va el por qué de su existencia, con templanza y constancia.
Beso, Rove.
... Y después del color pálido, mientras caminaba sin zapatos, una melodía tintineaba su sien:
ResponderEliminar"...Hoy será mi primer día..."
Recortar la realidad es lo que hago a diario con los niños... nadie mejor que ellos sabe dar el tijeretazo justo, en el lugar exacto; ahí donde casi nadie sabe ver... donde la realidad (la real e individual) está esperando,sólo, para ser descubierta.
¡¡ yeaaaaaaaaah !!
Un abracico Rove miodemisentretelas.
Te doy con toda la razón en el peluche, Mateafdrina :D Esto es un no parar, despiertas o te hacen despertar de un sueño y ¡Pum!, directo a otro. Je je je!!!!
ResponderEliminarQué bien has pillado a la Niña-Reina, Mujer semilla. Sí, ella es la Tejedora, y es incansable. Jamás hablé de ella explícitamente y tú ya la conoces... ¡qué cosas!. Muxu bat!
...Y mañana también será su primer día y así constantemente. Qué realidad más amplia la de los niños. Disfruta de esos mundos tan infinitos y estate atenta al corte, cualquier día es bueno para viajar :-D
Un beso juerte pa mi Mariapan